Blog de Viaje a Marruecos

Aunque parezca increíble, en Marruecos se esquía, aunque estés a kilómetros del desierto del Sáhara y te puedas encontrar burros y vendedores ambulantes en medio de las pistas.

El país tiene tres estaciones, dos en el Atlas Medio y otra en el Gran Atlas. Las dos primeras se ubican cerca de la ciudad de Ifrane, a quienes muchos llaman la ‘Suiza marroquí’, mientras la tercera y más importante está a poco más de una hora de Marrakech. Ruta nº1: MARRAKECH – VALLE DE OURIKA – ESTACION DE ESQUI DE OUKAIMDEN – MARRAKECH

Oukaïmeden, la nieve de África

Los bereberes la conocen como ‘la montaña de las montañas’. El Toubkal, con sus 4.167 metros de altura, es el punto más alto del Gran Atlas y de todo el África Septentrional. En ese macizo se encuentra la estación de Oukaïmeden, la más importante no sólo de Marruecos, sino de todo el continente. Su cercanía a Marrakech (80 kilómetros que se traducen en hora y media en coche) la convierten en una buena opción para pasar el día, dada la escasez de alojamientos en sus alrededores.

La temporada de nieve es algo más corta, unos 90 días entre enero y marzo, y la base se encuentra a 2.600 metros, mientras la cota más alta llega hasta los 3.258, donde se encuentra el pico Jebel Attar y donde te dejará uno de los siete remontes con los que cuenta la estación. A partir de ahí tienes 18 pistas (3 verdes, 4 azules, 8 rojas y 3 negras) para disfrutar de los más de 20 kilómetros esquiables que ofrece la estación.

No esperes encontrar nieve bien pisada como en cualquier estación europea; tendrás que ‘pelearte’ con los lugareños por coger el telesilla que te lleva a las alturas o alquilar un burro para subir hasta la cima (sí, hay burros subiendo y bajando constantemente por la estación). Eso es Oukaïmeden, un destino exótico en el que te puedes encontrar cualquier cosa. Lo amarás o lo odiarás, pero lo recordarás toda la vida. Un resumen del caos controlado que se vive en esta estación es este vídeo donde esquiadores y visitantes compiten por una plaza en el telesilla.

Porque a Oukaïmeden sube todo el mundo cuando hay nieve. El reclamo del blanco elemento sirve para que los jóvenes (y no tan jóvenes) de la zona quieran pasar el día en esta montaña paseando, lanzándose en plásticos por las laderas o enzarzados en batallas con bolas de nieve. Sí, también hay quien esquía, pero no es lo habitual.

El Atlas Medio, para excursionistas

Hace casi un siglo que un esquiador francés llegó a la ciudad de Ifrane e impulsó este deporte en Marruecos. Gracias a él se crearon dos clubes y la primera escuela de esquí de todo el país. Esa ciudad es la puerta a las dos estaciones que se ubican en este macizo: la de Michlifen y la de Jbel Hbri. Cada una alcanza a duras penas el kilómetro esquiable y son más un destino vacacional y de recreo que estaciones de esquí propiamente dichas.

La estación de Michlifen es la evolución de lo que en su día fue un cráter volcánico y se encuentra a unos 20 kilómetros de Ifrane. La base de la estación está a 1.850 metros y tiene dos pistas, una roja y una negra, de unos 500 metros cada una y con un importante desnivel de casi 160 metros, ya que la cota máxima está en 2.010. Sus antiguos remontes evocan que hubo un tiempo pasado bastante mejor y que hoy en día es más un pasatiempo familiar que una estación de esquí propiamente dicho.

Más o menos a la misma distancia de ‘la Suiza marroquí’ está la otra estación del Atlas Medio, la de Jbel Habri, aunque sufre los mismos problemas que su vecina: apenas tiene unos 200 metros esquiables y se equipara a una carretera, con dos carriles separados por una hilera de árboles. Su belleza radica en los bosques de cedros que la rodean y sus visitantes habituales son familias que aprovechan los días de nieve para pasar un día divertido fuera de la ciudad.

Fuente: elconfidencial.com

Sábado, 10 Febrero 2018 12:58

Celebraciones y festividades marroquíes

En Marruecos los actos religiosos y las costumbres populares han encontrado un punto de unión. La veneración a los santos es desaprobada por los musulmanes ortodoxos sunitas; pero el Islam, está compuesto por muchas facciones, por lo que se mantiene este tipo de festividades.

Hacia el mes de mayo tiene lugar la Mousseum of Sidi Mohammed M’a al-Anim, una ocasión para ver a los hombres azules (tuaregs) y la reunión comercial de tribus. El Festival Nacional de Folclore de Marrakech es un acto principalmente turístico de diez días de duración al que vale la pena asistir, al reunirse bailarines, músicos y otros artistas de todo el país. En octubre, en la pequeña ciudad norteña de Erfud se celebra un festival en honor de la fruta más típica del desierto, el dátil. El Día de la Independencia, una de las cinco fiestas civiles nacionales, se celebra el 18 de noviembre.

No hay duda de que cada nación tiene sus propias ocasiones de celebrar, de expresar su felicidad y su deseo de preservar su patrimonio, y la sociedad marroquí también celebra muchos acontecimientos para llevar a cabo ese propósito. Estas celebraciones tienen un elemento simbólico en el cual se puede apreciar una fusión perfecta entre la simbología islámica y la amazigh.

En este artículo mencionaremos algunas festividades marroquíes y algunas tradiciones practicadas en este fascinante país. Las familias marroquíes celebran la vida de sus hijos e hijas desde su nacimiento hasta su boda. En primer lugar, está la “Sabee” o “Sboa”, que se celebra siete días después del nacimiento del bebé, y en la que el padre degüella un cordero si el bebé es niña y dos si es niño, y le da un nombre al bebé. Luego, los padres invitan a todos sus amigo/as y vecino/as para compartir su felicidad por dar nombre a este nuevo miembro de la familia.

Después se celebra “l’khtana”, que es la circuncisión del hijo. En el pasado, esta operación solía llevarse a cabo por una persona llamada “l’hajjam”, pero hoy en día se suele llevar al niño a un médico para evitar cualquier peligro o complicación. Después de la operación, los padres organizan una gran fiesta para celebrar este importante acontecimiento. También tenemos el “Syam l’Ouel”, que significa “primer día de ayuno”, cuando los padres preparan una comida especial para su hijo/a que consiste en miel, frutos secos, pasteles, etc. Llevan a su hijo/a, al que tratan como a un novio o una novia, vestido/a con sus ropas tradicionales, también llevan al fotógrafo para tomar algunas fotografías que se conservarán como recuerdo. Todas estas celebraciones se organizan en este día especial para preparar al niño o la niña a practicar este importante pilar islámico.

Además de esto, la sociedad marroquí celebra muchos otros días especiales, como el “Aid Al Adha” o el “Aid L’Kbir”, considerado el acontecimiento más importante por todos los musulmanes, durante el cual la gente acude por la mañana a una oración especial que se organiza ese día. Luego regresan a sus casas para degollar un cordero, tras lo cual preparan el “boulfaf” con el hígado del animal y todos los miembros de la familia comen juntos. Por la tarde, las familias intercambian visitas en casa de unos y otros.

Por último, pero no por ello menos importante, está el día de “Achoura”, que se celebra un mes después del “Aid Al Adha” y en el que las madres preparan cuscús con siete vegetales y los niños y niñas practican algunas tradiciones, como el “Bab Aichor”. Asimismo, los padres compran algunos juegos y juguetes para los más pequeños y las mujeres también compran algunos instrumentos musicales tradicionales (como la “ta’arija” o el “bandir”). En este acontecimiento especial se puede apreciar la mezcla entre lo religioso y lo cultural o tradicional.

De modo que las celebraciones en Marruecos son una oportunidad perfecta para los marroquíes de reconciliarse entre sí y de intercambiar visitas. Asimismo, las festividades marroquíes les ofrecen la oportunidad de descubrir la cultura popular de Marruecos, que consiste en una mezcla excelente entre diferentes culturas y refleja la variedad y la riqueza del patrimonio cultural marroquí en todas las esferas.

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